Libertad y software libre
Tal como explican en el boletín de noviembre de la FSFE, el 27 de enero Egipto bloqueó Facebook y Twitter. Esta medida paralizó momentaneamente las protestas en el país. Parte de la prensa asumió que esto se debía a la influencia de la nieta de Mubarak, novia de Mark Zuckerberg. Por supuesto, esto no es cierto, pero da que pensar. ¿Qué ocurriría si en vez de Egipto estuvieramos hablando de EEUU o de Europa? ¿Podría resistir una empresa como Facebook o Twitter la presión que ejercerían estos estados sobre ella?
Desde siempre los defensores del software libre se han preocupado por proveer a la sociedad de herramientas descentralizadas, sin un único punto de control que las haga vulnerables, y con algoritmos totalmente abiertos y transparentes. La arquitectura de la misma Internet sigue esta filosofía. Otro ejemplo serían las redes P2P. Aunque es cierto que también se pueden bloquear protocolos e incluso llegar al punto de cerrar redes enteras, son medidas más expeditivas y más complicadas de realizar.
Pero si le damos a una empresa el poder de controlar nuestras conversaciones y de almacenar nuestros contenidos correremos el riesgo de ser censurados, o incluso de ser eliminados totalmente del mundo digital simplemente por el hecho de que nuestras ideas incomoden a aquellos que ostentan el poder. Además, y quizás peor, los poderosos disponen de una herramienta perfecta para catalogar, filtrar, buscar personas por sus ideas, comentarios, relaciones... Ni George Orwell hubiera imaginado un Gran Hermano tan poderoso que las personas le entregarían su libertad a cambio de tan poco.