La vuelta a España (o al menos a un cuarto)
Mes y medio despues aquí estoy. Todo este tiempo ha dado para mucho, aunque haya tenido la bitácora algo olvidada. He actualizado los dos equipos fijos y he rebautizado al principal (Thangorodrim ahora se llama Aquiles, me ha dado por el rollo griego ;-D), aparte de recorrer unos 2.700 Km y de comprobar que mi coche es todo un campeón a pesar de sus diez años largos y de los 250.000 Km recorridos.
El destino del viaje era Santiago de Compostela y de paso visitar todos los lugares interesantes que encontraramos por el camino siempre y cuando el cuerpo aguantara, claro.
Primer día
Salimos de Castellón hasta Mejorada del Campo (Madrid) para ver la catedral de Don Justo (la del anuncio de Aquarius). Ya la conocía de antes del anuncio y tenía ganas de verla. Impresionante lo que una sola persona es capaz de hacer a base de empeño. Seguimos hasta Villalbilla para visitar a la familia y desde allí hasta San Lorenzo del Escorial, que estaba en fiestas esa semana.
Anécdota del día, en Madrid no saben qué es un café del tiempo. Hay que pedirlo con hielo.
Segundo día
Como era San Lorenzo el Monasterio y el Valle de los Caídos estaban cerrados, así que nos quedamos con las ganas y lo dejamos para el regreso. Tuvimos tiempo para sentarnos en la silla de Felipe II y contemplar toda la obra. Pasamos a Ávila y paseamos por su centro histórico y por las murallas en un día húmedo y gris. Me comí un lomo de cerdo que estaba de muerte. Ignoro si era la carne, la salsa o el plato, pero cada bocado sabía a gloria. He de reconocer que en Castilla se come de miedo.
Tercer día
Llegamos a Salamanca, otra ciudad medieval y monumental, aunque hay que reconocer que ninguna se acerca a la Ciudad Imperial de Toledo. Pasamos por la Casa de las Conchas, la Plaza Mayor y la Universidad sin dejarnos el Archivo de la Guerra Civil (algo decepcionante el hecho de que dos tercios de la exposición estuvieran centrados exclusivamente en la masonería).
Y seguimos para pasar la noche en Zamora.
Cuarto día
Zamora sencillamente me encantó. Sus iglesias románicas, sus calles empedradas vacías de coches, la catedral y el Duero, sin dejarnos la casa en la que vivió el Cid. Tambien estuvimos en la puerta en la que Bellido Dolfos traicionó a Sancho II, hecho que desencadenaría despues, tras el juramento de Santa Gadea, el destierro del Cid.
Y desde allí directos hasta Galicia. Por el camino pudimos contemplar la zona quemada de El Bierzo, un desastre. Pasamos la noche en Arteixo, a pocos kilometros de La Coruña. Para cenar, pulpito.
Quinto día
Por fin llegamos a Santiago, una pequeña ciudad anclada en el tiempo. Desde la plaza del Obradoiro se accede a la catedral por el Pórtico de la Gloria. En la columna del arco central, el porteluz, es costumbre introducir los dedos en el hueco que millones de manos han ido dejando en ella a lo largo de los años, para después, también como marca la tradición, dar un cabezazo en la supuesta figura del Maestro Mateo, constructor del pórtico, para que nos transmita su sabiduría. En el interior, bajo el Altar Mayor, se encuentra la cripta con los restos del Apóstol Santiago, objeto de culto y peregrinaje.
En Santiago es complicado comer y beber. Comer por la cantidad de gente que hay, todos los sitios están llenos. Beber porque no hay fuentes para ello y las botellas te salen por un ojo de la cara. ¡Vaya negociete!
Más tarde me voy con mi mujercita hasta el fin del mundo :-) Siguiendo la Costa da Morte hasta el cabo de Finisterre. Cosa curiosa, en Galicia tarda más en hacerse de noche ya que las montañas no tapan la luz del sol.
Sexto día
Pasamos por la Torre de Hércules para sacar algunas fotillos y de allí sin parar hasta León. Impresionantes las vidrieras de la catedral. También me gustó mucho la Casa de Botines, de Gaudí. Era como estar en Barcelona. Nos faltó encontrarnos con los Café Quijano, aunque un tío que vestía con la misma pinta que Manuel en los conciertos (hasta llevaba el sombrero y el bastón) debía de ser coleguilla.
Séptimo día
Día intenso. Pasamos por Valladolid (allí la gente va a la playa del Pisuerga, con arena y tías haciendo top less) y Segovia. ¡Vaya peaso acueducto! Subiendo los 152 escalones de la Torre de Juan II se puede apreciar una vista estupenda de toda la ciudad, aunque para disfrutarla primero tienes que recuperar el aliento ;-D
Y volvemos a San Lorenzo a dormir, no sin antes ver los fuegos artificiales del final de las fiestas. Otra anécdota, esta gente no sabe lo que es un castillo de fuegos, lo llaman fuegos artificiales y ya está.
Octavo día
Por fin, visitamos el Monasterio del Escorial (que grande que es, y eso que solamente dejan visitar una parte), sus salas, sus cuadros, el Sepulcro de los Reyes y la Basílica. También estuvimos en el Valle de los Caídos y en la Basílica que hay bajo la montaña. No me extraña que los guiris vengan a verlo, se te quita el hipo de golpe.
Volviendo por la M-40 (velocidad limitada a 80 Km/h) compruebo que a 140 por hora me pasan hasta las camionetas traperas. Están locos estos madriles.
Comida con la familia y vuelta a Castellón, a casita. Nada más llegar me recibe lo único que no echaba de menos, nuestra pegajosa humedad. ¿Por qué se vendrán aquí en cuanto tienen dos días de vacaciones? Están locos estos madriles.