La larga sombra de las patentes de software
La noticia corre como la polvora. Finalmente Microsoft ha conseguido la patente sobre el sistema de ficheros FAT. A simple vista puede parecer algo sin importancia; el sistema FAT es bastante obsoleto y la propia Microsoft apuesta como sistema de ficheros por el más nuevo NTFS. Pero como todo suceso en el que esten implicadas las patentes de software el asunto es bastante más grave.
Para empezar el kernel de Linux ya no podrá soportar FAT de forma nativa como hasta ahora. ¿Y quién usa FAT en un sistema GNU/Linux? Pues toda la gente que utiliza dispositivos usb para transferir información de un ordenador a otro, ya que el FAT es el único que los ordenadores con Windows pueden manejar correctamente. Las cámaras digitales también suelen funcionar con FAT.
En general se trata de todos los que tenemos que lidiar desgraciadamente con sistemas privativos.
Pero eso no es lo peor. No olvidemos que al patentar el sistema de ficheros FAT no solamente se patenta el sistema en si; también quedan bajo la patente todos los algoritmos que usa el sistema patentado. Es decir, si en ext2 o en cualquier otro sistema de ficheros o pedazo de código se usaran algunos de los algoritmos relacionados con la patente, estos sistemas o programas o código en general quedarían comprometidos, independiente de que fueran libres o privativos.
Aquí es donde queda reflejado el gran peligro de las patentes de software. Nuestros sistemas libres pueden verse en serio peligro si los algoritmos usados llegan a caer dentro de una patente. ¿Cómo evitarlo? La mejor forma de hacerlo es rechazando las patentes de software.
De momento en Europa estamos a salvo del peligro (mis sinceras condolencias a nuestros colegas estadounidenses) pero no olvidemos que la Oficina Europea de Patentes prosigue con el registro de patentes de software, aunque no sean válidas, y que cualquier día volverán a intentar colarlas en la Comunidad Europea. Es demasiado dinero y demasiado poder en juego como para dejarlo correr.
Solamente si defendemos nuestros derechos y libertades con ahínco, como hemos hecho a lo largo de este último año, podremos volver a pararles los pies.