Cuando el terrorismo pasa cerca de ti
Esta mañana, un poco antes de las ocho, se han registrado tres explosiones en las estaciones de trenes madrileñas de Atocha, Santa Eugenia y El Pozo del Tío Raimundo. Aquí, en mi pequeño y tranquilo Castellón, también he notado el retumbar de las detonaciones.
07:25 Como todas las mañanas salgo de casa y me dirijo en coche hacia la vecina población de Villarreal, donde trabajo. Pongo la radio buscando algo interesante pero como no hay nada que me guste la dejo apagada.
07:59 Llego a la fábrica y ficho por los pelos. Hoy el tráfico estaba imposible. Desconozco que hacía pocos minutos había ocurrido la desgracia.
09:00 Me llaman al móvil. Es mi mujer que acaba de enterarse, en el trabajo también. Inmediatamente pienso en mis tíos y primos que viven en Madrid. Por Internet veo que uno de los atentados ha sido en Atocha y empiezo a preocuparme, ya que sé que mis primos pasan por allí para ir a la universidad.
09:15 Como no tengo el teléfono de mi familia en Madrid llamo a casa de mi madre por si sabe algo. Comunica.
09:25 Mi madre sigue comunicando. En Internet veo que la cifra de muertos asciende a 62. Me resulta imposible concentrarme en lo que estoy haciendo.
09:40 Aún comunica. Tiene que haber pasado algo, pienso, esto no es normal. La angustia de no saber nada me consume.
09:50 El teléfono me da tono de llamada. Por fin. Efectivamente mi madre había estado hablando con mis tíos y todos estaban bien. Menos mal. Por lo visto hoy estaba previsto hacer huelga en la universidad y mis primos habían decidido quedarse en casa, pero muchos de sus compañeros estaban en ese tren y no se sabía nada de ellos. Una compañera de estudios de mi tía estaba en el hospital.
10:00 Respiro tranquilo y pienso en lo que podría haber sido. Llamo a mi mujer para decirle que estan todos a salvo. De momento. Hasta el próximo. En Internet veo que la cifra ya sube a 125 muertos. ¡Qué cabrones!